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Una visita al país inventado de Isabel Allende

23 de noviembre de 2017

Aquí te cuento que:

Este post es acerca de uno de mis libros favoritos por una de mis escritoras favoritas: Mi país inventado, un paseo nostálgico por Chile, de Isabel Allende. Y en el texto te explico en qué se parecen Chile y Puerto Rico desde mi perspectiva y lo leído en este libro.

La famosa escritora Isabell Allende, nacida en Perú de padres Chilenos, se crió en Santiago de Chile y luego de dar vueltas por el mundo terminó estableciéndose en California. Es autora de al menos veintidós libros entre novelas, memorias y otros. De su obra literaria podríamos estar hablando por horas. Cada una de sus novelas es como esas películas adictivas que uno puede sentarse a ver una y otra vez sin cansarse jamás.—De hecho, dos de sus novelas más famosas, La casa de los espíritus, y De amor y de sombra han sido convertidas en películas.—Conservando la esencia de la autora, cada libro tiene un ángulo ligermente diferente, a veces más calmado, a veces más histórico, mágico o violento, a veces una mezcla. Hay muchas cosas que admirar en sus libros, pero mi aspecto favorito es la constancia en el magistral y apasionante manejo del lenguaje, al que personalmente le atribuyo mucha de su fama internacional.—Buenas historias, sí, pero también muy bien contadas.

 

El libro que tengo frente a mí ahora mismo, Mi país inventado, un paseo nostálgico por Chile, es la edición de carpeta blanda de 2003 (HarperCollins) de éstas memorias. En la tapa del frente el libro tiene una foto de Allende en abrigo y minifalda, recostada de un automóvil que parece de los años cincuenta o sesenta, los colores desteñidos, en la lejanía, árboles sin hojas y un pasto verde que no dicen si marcan el inicio del invierno o la llegada de la primavera. Un instante basta para que te abrace la nostalgia, al mirar con atención los grandes ojos marrones de la joven en esa foto, y prepararte mentalmente para el paseo.

 

En Mi país inventado, Allende describe las cosas que representan más fuertemente a su país en sus recuerdos. Nos lleva por la historia de Santiago, la capital de Chile, a través de la historia íntima de su propia familia, pero no se limita a eso. Historia del país, historia familiar y personal se mezclan y separan en el divagar de sus recuerdos mientras toca temas como el machismo, la religión, el racismo, o el sistema rígido de clases sociales, con una franqueza que no está despojada de humor y afecto. Una visión honesta y la crítica gentil que expresa por su gente y por su patria, no disminuyen si no que aumentan, el cariño que siente por ellos. La claridad narrativa acompaña sus memorias; ella dice algo, lo dice bien y se las arregla para presentar sus tópicos sin demasiadas metáforas ni exceso de adornos literarios, pero de manera muy efectiva.

 

Mi país inventado es un libro que estimula la mente sin pretensiones filosóficas y te hace reflexionar. “Usar el lenguaje de forma eficiente…”es la característica que destaca primordialmente en el estilo de este libro, la cual, relata Allende, adquirió de sus años como periodista. Esta característica le permite tocar temas que hacen sentir a la lectora como si estuviera participando en una conversación mitad chisme amistoso y mitad intelectual, que contiene desde la pobreza en Chile hasta el feminismo precoz de la autora. Del feminismo nos dice: “Siempre tuve claro que debía trabajar, porque no hay feminismo que valga sin independencia económica.” Esto es como si nos diera un consejo de mujer experimentada a todas las demás que venimos detrás. Y lo que ella dice es lo que yo siempre he pensado, lo que me hizo dejar al primer novio que pretendió planear mi vida a través del casamiento. También me hace preguntarme: si alguna vez en la vida y por alguna circunstancia una tiene que depender del marido, ¿se le acabó el feminismo? ¿O es que se puede poner en animación suspendida en lo que las circunstancias mejoran?

 

Varias descripciones en Mi país inventado me recuerdan tanto al ambiente socio-cultural en que yo crecí que por momentos se me olvida que está hablando de Chile y no de Puerto Rico. Por lo que Allende cuenta de los tabúes sexuales y sociales, el Chile de su juventud no es tan único, es exáctamente como el Puerto Rico de los años setenta y ochenta durante los cuales yo me crié. Yo no sé si en mi isla alguna vez publicaron una revista como Paula—no descubrí Cosmopolitan hasta que tuve veinte años y entonces me pareció que publicaban sólo artículos de “como enloquecerlo a él en la cama”e historias espeluznantes sobre violaciones—pero la represión, la falta de información y los dobles estándares salen del libro de Allende como si fueran reflejos de nuestro propio espejo caribeño. La obsesión por la política es otra de esas conjunciones entre su país Suramericano y mi isla Caribeña, excepto que ellos cambiaron la política por el fútbol y el dinero, mientras que para mis compatriotas el dinero es bueno pero nada como la política, la poderosa magia de Dios, y el sexo.

 

Isabel Allende habla del golpe militar de 1973 admitiendo más complicaciones y matices de los que estamos acostumbrados en los historiadores, con mesura, a pesar del efecto en su propia familia y en su vida personal. Hay compasión en su esfuerzo por balancear la realidad del espanto del golpe militar, el rol de los Estados Unidos, la represión de la que fue víctima el pueblo chileno y el presente en el que es preciso sanar y mirar hacia el futuro. Oligarquías de banqueros, empresarios e industriales, la misma causa de males sociales que ultrajó la democracia latinoamericana durante el siglo veinte, es una amenza aún peor durante las primeras dos décadas del siglo veintiuno en todo el mundo. Es preciso aprender del pasado para evaluar con mas claridad el presente y Mi país inventado es un buen lugar para abrir la mente, entretenerse y aprender.

 

Mi país inventado, un paseo nostálgico por Chile de Isabel Allende, está disponible en varios idiomas. 

 

 

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